Una joven rubia europea tenía un antojo arraigado de algo nuevo, algo diferente.Su esposo, un hombre de mediana edad, estaba demasiado viejo y cansado como para satisfacer sus deseos.Se encontró atraída por un negro, su piel oscura contrastaba con su cabello lindo.Lo invitó a casa, dejando a su esposo escondido en el dormitorio.El negro, un semental alto, bien dotado, no perdió tiempo en explorar su cuerpo, sus manos recorriendo cada curva de su piel desnuda.La tomó de espaldas, sus fuertes manos agarraban sus caderas mientras la embestía, su gruesa polla estirándola hasta el límite.La vista de su esposo mirando desde el dormisor solo se sumó al erotismo de la escena.No se trataba solo de sexo; se trataba de liberarse de lo mundano, de explorar lo más profundo de sus deseos".Y ella estaba más que lista para enfrentar el desafío.
