En un cuento tentador de fruta prohibida, nuestro protagonista se queda a solas con su tíastra, una zorra voluptuosa con un derriere que es tan redondito como un melón.Lleva semanas anhelando este momento, y ahora que se ha presentado la oportunidad, está listo para sumergirse.La vista de su amplio trasero es demasiado para resistirse, y no pierde tiempo en reclamarla.Sus manos exploran cada centímetro, sus dedos trazando los contornos de sus curvas hasta que se encuentra perdido en la sensación embriagante.Pero esto no se trata solo de tacto; se trata del gusto.No puede resistir el atractivo de su dulce y suculento culo, y cede ante las ganas, degustándola antes de sumirse profundamente en el interior.La naturaleza tabú de su relación solo se suma a la emoción, haciendo que cada momento de su encuentro sea aún más intenso.Este es un cuento de amor prohibido, de secretos familiares descubiertos, y de un gran culo que pide atención.
