Me encontré sola en la casa, superada con un deseo palpitante.Mi mente deambuló hacia mi padrastro, un hombre de autoridad y poder.Recuperé mi consolador de confianza, imaginando que era su polla fuerte y dominante.Lo monté, cabalgándolo con abandono salvaje, perdido en un mundo de placer puro y sin adulterar.Mis fantasías se volvieron más salvajes, mis deseos más intensos.Pensé que era mi tío, suegro o cualquier otra figura de autoridad.Los límites se difuminaron cuando seguí montando, el edificio del éxtasis en un crescendo.La habitación resonó con mi respiración pesada y los suaves gemidos de placer.Cabalé el consolador al máximo, mis fantasias guiándome a través del viaje.El placer fue abrumador, un testimonio del poder de la fantasía y el deseo.