Hace años que estoy fantaseando con mis madrastras, desde que se mudaron.No son mi mamá o esposa real, pero el atractivo de la fruta prohibida siempre ha sido demasiado fuerte como para resistirse.La más vieja, con su amplio seno, y la rellenita, con sus voluptuosas curvas, son el material de mis sueños más salvajes.Y ahora, me están prometiendo un mundo de placer que he estado anhelando.No son solo mujeres cualquiera, son mis madrastros, y están listas para atender mi polla.La anticipación es palpable a medida que nos movemos hacia la cama, el aire grueso con deseo.Sus manos experimentadas trabajan su magia en mí, haciéndome sentir como el hombre más afortunado vivo.La visión de sus cuerpos maduros y gordos, sus grandes tetas y su cabello rojo, es una vista que está grabada en mi mente para siempre.Esta es una fantasía cobrada, un tabú deseado cumplido.Y yo lo tendría de otra manera.