Mientras entraba en la habitación, descubrí a mi hermanastra recostada en el sofá, su expresión una mezcla de curiosidad y anhelo.Un crujido destello en sus ojos despertó mi interés, y noté un pequeño e intrigante aparato en la mesa de café.Era un vibrador de bola, un regalo de mi reciente viaje a China.Tenía la intención de usarlo con mi novia, pero algo me dijo que esta no era la hora.Con una sonrisa diabólica, le pasé el aparato a mi hermanastro.Sus ojos se abrieron de sorpresa y anticipación mientras lo tomaba en su mano.Le indiqué que lo introdujera en su apretado y húmedo coño.Obedeció, sus ojos nunca salieron de los míos.Las vibraciones provocaron que su cuerpo se retorciera de placer, sus gemidos llenando la habitación.Observé mientras cabalgaba las olas de éxtasis, su rostro se contorsionaba en la dicha.La vista fue demasiado para que yo me resistiera, y rápidamente me desabroché los pantalones, penetrándola.La habitación resonó con nuestros gemidos, el vibrador trabajando en su magia en su mano.
