Me quedé embobado en mis estudios cuando un hombre agresivo asaltó en mi habitación, superándome.Estaba implacable, sus deseos primarios tomaban el control.Me encontré apretado, mis luchas inútiles.Su excitación era palpable, su intención clara.Empezó a explorar mi cuerpo, sus manos vagando libremente.Sus dedos rastreaban mis curvas, su toque me estremecía por mi columna vertebral.Su enfoque estaba en mi puerta trasera, sus dedos lo provocaban, su lengua seguía el palo.Yo estaba indefensa, mis protestas caían en oídos sordos.Estaba decidido a tomarme, su tamaño igualaba solo con su agresión.Me penetró, sus embestidas eran poderosas e implacables.El dolor era intenso, pero también lo era el placer.No era solo un participante pasivo, mi propia excitación igualaba a la suya.La humillación solo se sumó a la emoción, empujándome a nuevas alturas de placer.Esto no era solo sexo, era un encuentro crudo y primario que me dejó cambiado para siempre.
