En un atrevido acto de rebeldía, la ardiente pelirroja, Aria Carson, se encontraba en una situación de pegajosidad cuando la pillaron robando en una tienda con las manos en la masa.Los guardias no perdieron tiempo en aprehenderla, llevándola a un cuarto apartado para una charla dura.Sin embargo, sus intenciones estaban lejos de ser punitivas.Tenían un deseo más carnal por la joven zorra.Uno de los guardias, incapaz de resistirse a su atractivo, comenzó a desnudarla, dejando al descubierto sus pechos firmes y firmes.El otro guardia se unió ansiosamente, turnándose para prestarle una atención lujosa a la hermosa nena.Aria se encontró abrumada por el intenso placer al explorarla por turnos con sus lenguas, antes de finalmente darle la satisfacción que ansiaba.Su recompensa por su comportamiento travieso era un juguete salvaje, apasionado, dejándola sin aliento y satisfecha.