Una teen rebelde se metió en serios problemas cruzando una línea que se suponía que nadie cruzaba.Como consecuencia, su castigo era severo e intenso.La arrastraron abierta, atada y dejada a merced de un hombre enojado, dispuesta a enseñarle una lección que no olvidaría.Empezó con una brutal nalgada, cada cachetada más contundente que la última, dejándola rosada y cruda.Pero eso no fue suficiente.Luego procedió a cubrir su rostro con su propia saliva, un acto degradante que escaloró la humillación.La chica quedó ahí, expuesta y vulnerable, a medida que el hombre la seguía bañando con escupita, cada gotita un recordatorio de su desobediencia.Esta fue una lección dura, una que seguramente se clavaría en su mente, una advertencia para todos los demás que se atrevieron a cruzar la misma línea.
