Me encontraba en un viaje salvaje cuando tropecé con la enorme herramienta a pelo de 22 cm de mi amigo.No pude resistir las ganas de tomarla para dar una vuelta, y él estaba más que dispuesto a complacer.Nos pusimos manos a la obra, y me encontré montada en su colosal miembro, saboreando cada centímetro mientras lo cabalgaba en un frenesí.El placer fue abrumador, y me perdí en el éxtasis del momento.Cabalgar su gran polla a pelo fue una experiencia emocionante, y disfrutaba cada segundo de ello.La vista de su gruesa y palpitante verga hundiéndome en el culo era un espectáculo para contemplar.El ritmo de nuestros cuerpos se entrelazaron en un baile de pura lujuria y deseo.El clímax fue explosivo, dejándonos a ambos sin aliento y satisfechos.Esta es la experiencia definitiva de amor de hermano, donde los límites están borrosos y el placer entra en escena.