Después de un día agotador en el hospital, el Dr. David decide desenrollarse en su oficina con su enfermera de confianza, Susan.Cuando se involucran en su banter habitual, Susan revela su deseo profundo de un impulso proteico.David, intrigado por la idea, sugiere una solución única: una inyección directa de proteínas en su vagina.Inicialmente dubitativa, Susan sucumbe a su persuasión y pronto se encuentra en la mesa de examen, sus piernas se extendieron ampliamente.Daud, un musculoso chulazo, prepara la aguja y con una súbita sacudida de placer, inyecta la proteína directamente en el núcleo dolorido de Susans.Cuando se retuerce en éxtasis, el grueso miembro de David se pone duro como una roca.Susan, la enfermera obediente, lo toma ansiosamente en su boca, trabajando hábilmente su magia en su enorme eje.Las líneas entre el médico y el paciente se difuminan mientras David toma el control, empujando en Susan con intensidad cruda.Esta intensa los deja a ambos completamente satisfechos, demostrando que a veces, la curación es más placentera que la enfermedad.
