Llevo bastante tiempo albergando un ardiente deseo por mi amigo maduro.Cada vez que estaba solo, el calor entre nosotros es palpable.Es un sorteo irresistible que es imposible de ignorar.Una noche fatídica, el atractivo se volvió demasiado para resistir.Nos vimos encerrados en una habitación, el aire espeso por la anticipación.Incapaz de contenerme más, sucumbí a la urgencia primordial y me rendí al éxtasis de su delicioso coño.El sabor, la sensación, cada momento era una sobrecarga sensorial.Nuestros cuerpos entrelazados en un baile apasionado, nuestros gemidos llenando la habitación.Fue un encuentro carnal que nos dejó a ambos sin aliento, un testimonio del poder del deseo y la lujuria.Mientras nuestra relación puede ser complicada, una cosa es cierta -nuestra pasión nunca va a flaquear.