Cuando la latina sensual fue sorprendida robando en la tienda, sabía que tenía problemas profundos.El guardia de seguridad, un estricto oficial de la ley, tenía en mente un severo castigo.Optó por llevarla a la oficina, no al recinto, sino a su barrio privado por encima de la tienda.Allí, hizo que se desnudara y se pusiera de rodillas para obtener una reprimenda grave en forma de una mamada apasionada.Satisfecho con sus habilidades orales, le ordenó que se agachara y se preparara para una follada anal brusca.Con su culito apretado a la vista, se tomó su tiempo, asegurando que cada centímetro de su dulce agujero fuera penetrado a fondo.La vista de su retorcimiento de placer en el sillón de su oficina fue suficiente para hacerle desear más.A medida que continuaba taladrando su culo apretado, no pudo evitar pensar en su encuentro ilícito en el garaje esa noche.
