Un hombre adinerado tenía un antojo por la conserjería de las escuelas.La atrajo a su sucio y apestoso apartamento con la promesa de una generosa recompensa.El momento en que entró, ella quedó con el abrumador hedor, pero sus ganas de complacerlo dominaron su disgusto.Estaba ansiosa por cumplir con su deber y satisfacer sus lujuriosas demandas.El hombre rico no perdió tiempo, bajando el cierre del pantalón para revelar su enorme y palpitante miembro.La vista se estremeció por su columna, pero sabía que debía proceder.Se arrodilló ante él, tomando su enorme polla en su mano, y comenzó a complacerlo con su boca.Su lengua bailaba alrededor de su eje, saboreando el sabor de su hombría.El hombre gemía en éxtasis mientras lo tomaba profundamente en su garganta, los ojos llenos de deseo.Luego volvió su atención a ella, abriendo sus piernas y tonchingando sus húmedos y pliegues rosados, clavándola salvaje de placer.Los dos continuaron su encuentro apasionado, sus cuerpos entrelazados en un baile de lujuria y satisfacción.
